Y aquí estoy otra vez en un pre-embarque, tomando café con leche para amenizar la espera. Los viajes cambiaron desde que llego Internet: ahora uno se ubica donde hay mejor conexión y peregrina hasta el santuario de WiFi.
Ya no se mira tanto el entorno: la pantalla (cualquier pantalla) concita toda la atención. Recuerdo mis primeros viajes pre-internet, cuando todo era registrado con los ojos y en cuaderno. Ahora queda en Foursquare-Swarm, Instagram y Blogger.
El viaje mediado por la tecnología cambia la experiencia y la filtra por aplicaciones sociales que nos encierran en un dispositivo. Por querer socializar, nos aislamos en nuestros smartphones viajeros. Ahora mismo en vez de enriquecerme con la experiencia visual multicultural que proporciona el aeropuerto me apuro para escribir y postear antes del embarque.
Y si. El tiempo pasa y nos vamos volviendo techos.